En el artículo anterior (Ver 1a. parte) se establecía la consideración de al menos tres tipos principales de series en los ATMs; De acuerdo al diseño o motivo, a los valores faciales y a la variante de impresión. La primera y la tercera clasificación consideramos que no aportarían demasiadas dudas; Tanto el motivo como la variante de impresión son características perfectamente definidas en un ATM, si bien en el caso de las variantes y subvariantes de impresión pertocará decidir al coleccionista donde poner los límites. La segunda clasificación, la formación de series de acuerdo a los valores faciales en el caso de los ATMs de España, es mucho más delicada y es el motivo del presente artículo. Primera reflexión inicial, ¿ Tiene sentido coleccionar SERIES de ATMs de acuerdo a su valor facial ? Por supuesto que sí. Incluso en el caso de España, prácticamente único en todo el mundo, en que la mayor parte de los ATMs no se han emitido ni se emiten con distribuidores automáticos de valores programados, sino con balanzas franqueadoras en las que es posible obtener ATMs con cualquier valor facial comprendido entre 2 límites, el coleccionismo por series de valores es una posibilidad más, por supuesto no la única, que aporta una magnífica información sobre la evolución de las tarifas postales, el uso de los diferentes modelos con el paso de los años, etc... La colección de estas series junto con piezas postales originales constituye sin lugar a dudas una magnífica muestra de este tipo de coleccionismo.
¿ Qué valores forman, o deberían formar, las SERIES ? Las series de ATMs se forman con los valores básicos de franqueo en cada momento. Por las propias características de emisión de estos signos de franqueo, se nos ofrece una oportunidad única en la historia postal y filatélica. Cuántos y cuales son estos valores, lejos de imponerse con criterios universales supuesta y, a la vez, erróneamente válidos para todos los países, entendemos que deben establecerse en cada caso concreto, mediante un estudio y un conocimiento profundo de la realidad postal de cada país. En 1989, la primera emisión ATM de España se podía obtener en distribuidores automáticos Frama en los que era posible obtener cualquier valor facial comprendido entre 1 y 99 Pts. A partir de 1992, con la introducción de expendedores automáticos Klüssendorf, este tipo de ATMs ya sólo se podían obtener (en condiciones normales) con los valores programados en los equipos, correspondientes a las 17-19 principales tarifas postales del año. Además de estas llamadas "series largas", el Servicio Filatélico comercializó acertadamente en esos años series de 3 o 4 valores con las tarifas postales básicas. Y estos valores son también los que empezaron a utilizarse como referencia para las series de las nuevas emisiones de tipo térmico emitidas mediante balanzas franqueadoras.
Entre 1998 y 2002, y a pesar de las sugerencias de unos y quejas de otros, posiblemente por cuestiones de economía se ignoró esta acertada consideración inicial y desde el Servicio Filatélico se proponían las series de 3 valores: 23-35-70 Pts., luego 25-35-70 Pts. y 30-40-75 Pts. desde enero de 2001. Con el cambio de moneda a finales de 2001 siguió el error, y los nuevos valores considerados fueron 0,18-0,24-0,45 EUR, 0,20-0,25-0,50 EUR y durante muy poco tiempo aún 0,21-0,26-0,51 EUR. Todas estas series, tanto en Pts. como luego en EUR, incluían un primer valor que distaba mucho de poder ser considerado como de franqueo básico; se trataba de la tarifa postal para impresos y, cuando ésta desapareció en 2002 siguió con la sorprendente consideración de tarifa mínima para matasellado (!), sin duda algo único de nuestro país ... Afortunadamente a partir de 2003 se volvió al camino correcto inicial y en la actualidad las series propuestas por el Servicio Filatélico (y por tanto consideradas de referencia por coleccionistas, comerciantes y publicaciones especializadas, de ahí su importancia) están compuestas por los 3 valores básicos de franqueo en cada año.
Atendiendo al criterio apuntado en este artículo y siendo muy puristas, no sería correcto añadir un ATM con el valor mínimo que pueden emitir las balanzas franqueadoras (1 Pt. o 0,01 EUR) como cuarto o quinto valor a las series básicas, pues este facial nada tiene que ver con las tarifas postales básicas. ATMs con valores mínimos, así como etiquetas en blanco o de ajuste, podrían complementar una colección de series como curiosidades, pero no formar parte de ellas. Para terminar, dos casos-ejemplos paradigmáticos de estas consideraciones erróneas acerca de los valores que deben componer las series de ATMs; Andorra y Costa Rica. Andorra 1996, año de emisión del primer modelo ATM específico de este país:
El catálogo alemán Michel, de referencia para los coleccionistas de ATMs en todo el mundo, va aún más lejos, y con esa visión universal y a veces demasiado alejada de la realidad que comentábamos, propone para Andorra y para ese mismo año 1996 la sorprendente serie con los 4 valores: 60-87-114-140 Pts. (!) En Andorra, en 1996, las 2 tarifas postales básicas eran 30 y 60 Pts., correspondientes a las tarifas para una carta enviada a España e internacional respectivamente, y esos deberían haber sido los únicos valores considerados para la serie de ATMs. Un caso similar, mucho más reciente, son los valores de serie considerados para los nuevos ATMs de Costa Rica. Las 5 tarifas postales básicas en ese país hasta mediados de 2004, correspondientes a las 5 zonas postales que se consideran y válidas para las 3 primeras emisiones de tipo térmico, eran 75-90-110-130-170 ¢, mientras que, de común acuerdo, comerciantes y determinadas publicaciones de referencia proponen los 4 valores: 75-110-115 (?)-130 ¢. Este pequeño artículo no pretende ser una apología del coleccionismo de series en los ATMs, sino simplemente una referencia informativa para los coleccionistas interesados en este mundo. Lejos de las imposiciones mucho más propias de la filatelia tradicional, bases de participación en exposiciones federativas y las publicaciones comerciales de referencia, nosotros defendemos la total libertad para los ATMs. El coleccionismo de sellos de valor variable o ATMs en nuestro país es un caso único en todo el mundo y ofrece un abanico de posibilidades ilimitado. Cada coleccionista puede -y debe- establecer su propia colección o límites desde la libertad que ofrece el conocimiento y la información, y no simplemente aceptar a ciegas lo que unos u otros proponen como dogma de fe en pro de sus propios intereses.
© J. Jové - M. Sans. ATEEME. Grupo de estudio y coleccionismo de sellos de valor variable Todos los derechos reservados. Página creada el 10.05.05. Última actualización: 09.06.05 |
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